Luisa García

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Entrevista en magasIN de El Español: «El año que (no) conciliamos peligrosamente»

Daniel FernándezDaniel Fernández

Luisa García, Socia y  Directora general España y Portugal de LLYC analiza los problemas que han surgido durante la pandemia para hablar en Twitter de determinados temas como igualdad o conciliación sin que desaten enfrentamientos.

 

Los cuentos infantiles, por fin, se escriben de otra forma. No concebimos que un señor desconocido se encarame sobre una joven dormida y bese sus labios, ni educamos a niñas que se reflejan en una ratita presumida esmerada barriendo su casita. Si queremos evitar que las próximas generaciones beban de los sesgos y clichés que también nosotros heredamos, la esfera adulta tiene la responsabilidad de reescribir los modelos de familia, sociedad y empresa. Y, para eso, nos falta aún mucha conversación.

El año en que más evidentes fueron las dificultades de conciliación por la pandemia, más complicado ha resultado encontrar territorios comunes para esa conversación, que apenas ha subido un 1,9% y solo representa el 15% de lo hablado en Twitter en España sobre igualdad.

Conciliar durante el confinamiento fue, para muchos, una utopía, que condujo peligrosamente a situaciones extremas desde el punto de vista de la familia y el trabajo. Necesitaremos una nueva lectura cuando el teletrabajo y la presencialidad se normalicen porque la conciliación no es un asunto de mujeres sino de familias. Supone un difícil reto para todas las organizaciones y medios de comunicación, precisamente ahora que la Covid-19 relega a un segundo plano otros debates.

No podemos permitirnos pasos atrás, como ha implicado la pandemia. Que el diálogo sobre conciliación pierda relevancia es, sin duda, un enorme paso en dirección contraria. Corremos el riesgo de pensar que el camino ya está hecho. Es preciso adquirir mayor notoriedad e influencia por parte de todos aquellos que trabajan por la igualdad fuera de la política.

Entonces, ¿qué trayecto hay que recorrer para generar un nivel de consenso y de agenda compartida, como el que sí hemos logrado respecto a la violencia de género? La conversación sobre violencia y agresiones, aunque se ha reducido de forma inexplicable durante un confinamiento donde las mujeres han pasado más tiempo con sus agresores, no tiene polarización, genera más acuerdo. Es preciso conseguir esa convergencia en temas de conciliación, y también de liderazgo. Se están dando pasos lentos, necesitamos dar muchos más, y firmes.

Si en el avance por la igualdad la conversación se frena, será más complicado derribar las barreras que todavía quedan en pie. Por eso necesitamos diálogo, relevancia, influencia y compromiso. No solo a nivel político e institucional, también social y empresarial. Porque no es suficiente con cambiar el final del cuento. Tenemos que reescribirlo entero.