Luisa García

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Declaraciones en El País sobre sobre la incorporación de Antonio Miguel Carmona a Iberdrola

Daniel FernándezDaniel Fernández

Algunos expertos creen que en España debe mejorar la cultura de intercambio entre el sector público y el privado, pero cuestionan la contratación del exdirigente socialista

Los caminos de la empresa y la política se entrecruzan a menudo. El viaje de un directivo desde el consejo de administración al escaño o al sillón presidencial trata de presentarse por parte de sus protagonistas como un triunfo de la meritocracia, abanderando una suerte de mito del hombre hecho a sí mismo —fórmula abrazada por Donald Trump o Silvio Berlusconi— que tras alcanzar el éxito empresarial acude al rescate de los ciudadanos. La narrativa es más complicada de vender cuando se emprende el trayecto contrario, el de pasar de servidor público a estar a sueldo de una gran corporación. Es ahí donde brotan sospechas sobre favores encubiertos, o como mínimo, sobre un uso éticamente cuestionable de influencias.

El último en dar ese paso ha sido el socialista Antonio Miguel Carmona, recién nombrado vicepresidente de Iberdrola España. El movimiento es legal —solo los altos cargos tienen que esperar dos años antes de prestar servicios en entidades privadas afectadas por sus decisiones—, pero su ascenso a la cúpula de una de las grandes firmas de energía del planeta llega en pleno choque de Gobierno y eléctricas por el precio de la luz. Y en su designación llaman la atención otros condicionantes, como la animadversión mutua que se profesan Carmona y la actual dirección del PSOE, o su falta de experiencia en la materia.

¿Por qué lo han elegido entonces? Un antiguo alto cargo bajo gobiernos socialistas apunta a un desafío abierto a Pedro Sánchez. “No me puedo explicar que hayan nombrado a Carmona, que tiene un perfil público muy visible, en pleno debate sobre las puertas giratorias y la factura eléctrica. Era un vicepresidente muy improbable. Tengo la sensación de que ha sido un rejonazo de [Ignacio] Sánchez Galán al PSOE”, afirma. La noticia ha ido seguida de reacciones viscerales desde dentro del partido. Entre las más duras ha estado la del diputado por Gipuzkoa, Odón Elorza. “El fichaje del Sr. Carmona por Iberdrola confirma la opinión que me merece desde hace años. No hay palabras”, escribió en Twitter. También desde fuera del PSOE. El presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, es uno de los que ha cuestionado más abiertamente sus competencias para el puesto. “Hombre, 440.000 [euros] para un tío que no sé si entiende el recibo de la luz…”.